2.6.07

Salvar a Bucky


Nos duele tener que dar esta noticia, pero ayer por la noche, recibimos un email muy emotivo de Ariadna Álvarez que hemos decidido poner intactamente:

"Sant Martí Vell, 1 de junio 2.007

¿Os parece si vamos un poquito atrás en el tiempo? Vamos a recordar. Allí estaba yo, hace exactamente doce años, allí sentada en el suelo de un campo observando a un pony que me pareció mágico, único, un pony que solo de verlo, me robó el corazón. Y así empieza mi relato.
Día tras día, mes tras mes y año tras año, hemos ido aprendiendo todos a querer a este pony como mucho más que un animal. ¿Mentiría diciendo que es un mito? No lo creo. Es una historia que vale la pena contar. Por eso estoy yo aquí, delante del ordenador, intentado recordar todas las sonrisas y lagrimas que me ha hecho saltar, o todas las carcajadas que nacieron gracias a los momentos que juntos compartimos. Podría decir que fue una casualidad dar con este milagro (y digo milagro porque realmente creo que lo es). Primero, fue Arturo el que pudo gozar de las tardes interminables a lomos de un animal digno del cielo, y el que aprendió con él el sabor de la victoria, al igual que el de la derrota, y fueron creciendo juntos, y el pequeño Arturo con tan solo doce años, se encontraba en una pista rodeada de gradas con miles de personas observándolos, y allí estaban los dos, vestidos de Barrocos y con una alegre música, haciendo una magnífica actuación, y recibiendo los aplausos de personas de todo el mundo, sin miedo, imponiéndose a todas aquellas extrañas miradas que les seguían por todo el lugar con asombro. Esa fue la despedida del binomio que tanto havia dado de hablar, en Jerez 2002, en los juegos Ecuestres Mundiales.

Arturo creció, y dejó paso a su hermana, a mí. Y empecé una nueva etapa en mi vida, aprendí a conversar con el, aprendí a entender que quería en cada momento, a jugar con manzanas y zanahorias, a quererle, y a hacer de el, mi mejor amigo. Pasamos tardes y amaneceres, viendo como se escondía el sol tras las montañas a nuestro paso, y sabiendo a cada segundo más el uno del otro. Le gustaban mucho los melocotones… Una vez casi se come el hueso y todo. Y concurso tras concurso fuimos formando su historia.

Después llegó el turno del peque de la familia, Víctor Jr. Ellos también crearon su cuento, también pasaron sus momentos, sus concursos y campeonatos. No lo he mencionado antes, pero este pony fue con el que los tres, alcanzamos la cima, con seis campeonatos consecutivos para él, año tras año. Y en cada Campeonato, alguna lágrima caía, algún que otro grito de alegría, abrazos y muchas zanahorias. Pero esto no es lo más importante, lo que realmente siempre me ha sorprendido de él, es que jamás hizo un mal gesto, o una protesta, al contrario, si veía que algo iba mal, intentaba mejorarlo.

Y yo, que nunca me entero de nada, llego un viernes del colegio, y miro su cuadra. ¡Que raro! Está vacía. Pregunto, y me responden que está en el hospital. Me altero un poquito, pero me dicen que se pondrá bien, hasta que un día, decidimos ir a ver como está. Intento aguantar, pero es imposible. Rompo a llorar. Cote entra en la cuadra y se tumba a su lado, acariciándole, dándole fuerzas… Ella también llora. Debemos irnos.

Al cabo de unos días, miro en el móvil de mi madre, y allí estaba, ese mensaje, diciendo que tenía una llamada del hospital. Me puse de los nervios. Debían operar, estaba sufriendo mucho. Y hoy, hará ahora una hora, estaban delante del ordenador mirando un vídeo de Bucanero en el hospital, mi madre y mi hermano pequeño, Víctor. Al terminar el vídeo, Víctor no ha podido contener las lágrimas. Me ha caído el mundo encima al ver como lloraba, como sin poder hacer nada más, dejaba ir todo lo que llevaba dentro, y yo, no he podido hacer nada al respecto. No me extraña, la verdad, que lo estemos pasando todos mal.

¿Acaso alguien nunca ha dado tanto por nosotros? ¿Alguien sabe todo el cariño que tenemos a esta criatura? Si no lo vives, no lo puedes entender. Y yo, yo que he vivido día tras día con el, que le he visto crecer, es más, que hemos crecido juntos, no puedo soportar verle así. Le miras, y ves que quiere vivir. Le brillan los ojos, tiene ganas de poder enamorar a más niños inocentes sentados en su campo, y poder gozar de amaneceres al lado de ellos, quiere seguir emocionando a la gente hasta el punto de hacerles llorar, quiere ver como sale cada mañana el sol, y saber que ese, es su día, su momento.

Démosle una oportunidad, se la merece más que nadie. Quiero también, agradecer a Sue y a Pol, por haber confiado en nosotros, por ser tan magníficas personas, y por estar a cada segundo apoyándonos en todo, a nuestro lado.

Y termino este escrito, recordando a todos aquellos que tuvieron la suerte de estar presentes, ese primer campeonato, esa primera victoria, las lágrimas de la gente emocionada con tan bonito cuadro. Con este montón de palabras quizás mal puestas, algunos lo pueden interpretar mal. No queremos que siga compitiendo. El ya ha hecho suficiente, sólo queremos que tenga calidad de vida, que pueda jugar con el viento sin dolor alguno, que pueda galopar a la luz del sol sin sufrir ni un poquito.

Se merece el cielo entero, las estrellas van a brillar más que nunca esta noche, para alumbrar el largo camino que le queda por delante.



Ariadna Alvarez Pou "


Nefydd Buccaneer ya no podrá volver a ser montado, ha sufrido laminitis en las cuatro extremidades. Pero todas aquellas personas cercanas a él, lo están dando todo para que pueda recuperarse para vivir la vida que se merece. El tratamiento es costoso y largo, es por eso que la familia de Bucky pide ayuda. Se está haciendo una web para informar, en la que habrá un número de cuenta corriente para aquellos que quieran ayudar. Hasta el momento en que la web esté lista, queremos desde este humilde blog, dar toda la ayuda que nos sea posible y mandar un fuerte abrazo a aquellos que lo están sufriendo de primera mano.

Les iremos informando de los cambios que vayan habiendo sobre el tema. También adjuntamos el vídeo que mandan sus dueños.

No hay comentarios: